Dice que tiene esperanza en el periodismo porque siempre habrá historias que contar y culpa a la falta de financiación de uno de nuestros principales problemas como es la desinformación. Ramón Lobo apuesta por un periodismo de calidad distinto al que encontramos en las redes sociales: “No me puedes vender lo que da Twitter”.
Para este veterano corresponsal, la gran escuela del periodismo, es el local, porque si realizas un buen reportaje en tu ciudad, puedes hacer un buen reportaje en Afganistán. “El problema es que tienes que convivir con las fuerzas vivas y a veces sostienen económicamente los medios a través de la publicidad”.
Sobre el polémico libro “El Director” de David Jiménez en el que desvela las presiones económicas y políticas que se ejercen sobre periodistas, Lobo- amigo de Jiménez- le aconsejó que escribiera una novela, aunque reconoce que esas prácticas no solo ocurren en El Mundo, añade. “El problema no es quién te llama, sino quién coge el teléfono”.
En su opinión, hay que educarles a encajar, refiriéndose a los políticos de turno acostumbrados a presionar a periodistas y medios. Igual que educar a los accionistas a que lean noticias incómodas sobre ellos porque a la larga eso es positivo.
“El problema no es quién te llama, sino quién coge el teléfono”.
Y pone el ejemplo de la exclusiva del Washington Post sobre Amazon y su no pago de impuestos, cuando el dueño de ambas empresas es el mismo. “Si renuncias a eso, te has cargado el periódico”.
Lobo confiesa ser un revolucionario dispuesto a hacer una revolución diaria, y la que más nos urge ahora mismo es “no dejar de soñar”.
Escucha el podcast con la charla que mantuve con él:
Ramón Lobo participó en el ciclo “Tres periodistas para la barbarie” organizado por la Casa Museo Unamuno, en Salamanca.