Viajo a las Merindades, al norte de Burgos. Serán cuatro días para disfrutar de esta comarca que tiene como vecinas a Cantabria y Vizcaya. Es otoño y la zona promete.

Para realizar la ruta del Desfiladero de los Hocinos, partimos de Valdenoceda, nuestra casa durante estos días. Aparcamos el coche en el Puente del Aire desde donde parte el sendero junto al río Ebro.
Se trata de una ruta sencilla de 7 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta y apta para todos los públicos que se integra en los Caminos Naturales del Ebro (GR 99). El rumor del agua nos acompañará durante todo el trayecto por una senda plagada de hojas caídas de los robles, chopos, acebos, hayas, helechos o bojs que bordean el camino. También se podrán ver águilas culebreras o reales, buitres (que merodeaban a nuestra llegada), alimoches y búhos reales.
Conviene detenerse de vez en cuando simplemente a contemplar cómo baja el agua del Ebro o admirar el entorno, encajado por las paredes del desfiladero, unas rocas de gran tamaño que no dejan a nadie indiferente.



Una de las partes más curiosas de la ruta es la que está formada por plataformas de hierro que sobrevuelan la orilla del río. Es la única manera de poder continuar el trayecto, aunque es fácil de pasarlas, incluidos los que padezcan de vértigo ya que son totalmente seguras.


El paseo se hace muy agradable y sin dificultad y hay momentos en los que atravesamos verdes praderas con ganado en un entorno realmente idílico donde tampoco faltan algunos ejemplares de setas, propias de la época.






Nuestro objetivo final es el Monasterio de Santa María de Rioseco , un lugar que sorprende nada más llegar a él. El monasterio fue habitado por monjes de la Orden del Císter y, aunque ha estado abandonado y en ruinas a lo largo del siglo XX, tiene una bonita historia detrás protagonizada por una plataforma ciudadana llamada Salvemos Rioseco. Junto con el párroco de Rioseco, Juan Miguel Gutiérrez Pulgar, han llevado a cabo actividades de rehabilitación sin las cuales el monasterio habría terminado por desaparecer.







En definitiva, una ruta llena de encantos que no solo tienen que ver con el paisaje recorrido, sino también con siglos de historia que se recuperan gracias a la voluntad y el compromiso.
Si os animáis a visitar la zona podéis alojaros en un gran número de casas rurales , todas preciosas y con un estilo montañés único que ha hecho de las Merindades, un lugar de retorno para aquellos que en su día emigraron al País Vasco y se disponen a cumplir una nueva etapa en sus vidas.
Os dejo, como siempre, el track de la ruta en Wikiloc:

Gracias de nuevo por estar ahí. ¡Hasta la próxima!