Argusino, en la comarca zamorana de Sayago, quedó sepultado bajo las aguas de la presa de Almendra en septiembre de 1967. Sus 487 habitantes, que tuvieron que abandonar sus casas, fueron indemnizados con 30.000 pesetas, a cambio de iniciar una nueva vida donde buenamente pudieron.


Desde entonces, cuando las aguas del pantano descienden se pueden ver restos del pueblo, como el cementerio donde todavía permanecen los cuerpos de los vecinos que reposaban allí en el momento de la inundación.
La Asociación Argusino Vive , creada por hijos y nietos de los desplazados, reclaman desde su creación justicia para sus antepasados y poder rescatar los cuerpos del cementerio para depositarlos en la Ermita de Argusino, construída en 1972, y poder honrarlos como merecen.




Caminar por esas arenas donde hace 54 años había tanta vida te produce una sensación extraña, una mezcla de tristeza e injusticia. Pero nada es comparable con la de sus vecinos, cuyos recuerdos fueron arrancados y sepultados bajo las aguas.